miércoles, 31 de agosto de 2011

Prólogo

Si ésto sale mal, estamos acabados James, y yo tengo dos hijas, deberíamos volver -instó Daven mientras el silencio y las siluetas crecían en el estrecho pasillo-.Además ésto me da mala espina.
-No va a pasar nada, las cámaras están desconectadas y no hay nadie. Tenemos media hora antes de que el guarda de seguirdad vuelva y conecte las cámaras -respondió James con un temor camuflado en sonrisa.

Era una noche cerrada, el edificio sólo tenía una pequeña ventana rectangular por planta. Todas las habitaciones y pasillos de cada planta estaban selladas y separadas entre sí herméticamente, sólo existía una pequeña red de conductos de aire que conectaban el edifcio con el exterior. En total eran cinco edificios que formaban un complejo con forma de V dondé había una entrada cerrada por una cabina de vigilancia con un guardia encargado de dar los permisos necesarios, y por el que se unían por medio de un carril, con la carretera principal que conectaba la ciudad con el complejo.

-Está bien, pero cojamos eso y salgamos ya de aquí -repondió Daven.
-Dame tu tarjeta, la mia no funciona en éste sector -replicó James mientras alzaba la mano.

Daven le entegó una pequeña tarjeta con su identificación en la parte frontal y un código de letras y dígitos, con una banda metálica, en la parte posterior.

-Que feo sales en ésta foto -dijo James-. ¿Cómo pudo Annie casarse contigo?.
-Deja de pensar en eso, además, tú tampoco es que te veas muy favorecido ahora mismo -insinuó Daven al ver como su cabeza se iba quedando sin pelo con el paso de los años.

James acababa de cumplir los cuarenta y dos años de edad y aún se sentía como en la flor de su vida. Salía simpre que el trabajo se lo permitía para dar una vuelta por los bares, tomar unas copas y ver si alguna muchacha despistada caía en sus redes. Su altura más de una vez le había dado problemas a la hora de ligar, pero sus abdominales y sus marcados biceps le salvaron más de una vez. No como a Daven, que con su baja estatura y su mirada perdida al suelo, impedía ver los claros ojos verdes, ocultos por su cabellera castaña, con los que podría encandilar a cualquier mujer. Pero sin un fisico que envidiar y una timidez palpable desde lejos, había conseguido enamorar a una de las mujeres más deseadas de su universidad.
James introdujo la tarjeta por la ranura de la puerta con nombre "HE-9", escribió el código en el teclado que se encontraba a la derecha y sonó un bip. El color de la pantalla del teclado se tornó verde.

-No sé porque siempre ponen el verde como "pase" y el rojo como "no pase", siempre me lo he preguntado -bromeó James mientras la puerta se abría hacia arriba después de pulsar el botón de acceso.
-Ya está abierta, deja de pensar en los malditos colores, nos estamos jugando mucho en ésto -respondió fatigado Daven.
-Bueno, bueno, tranquilo, tú busca por allí que yo me encargo de ésta zona.

La estancia se iluminó nada más poner un pie encima. Las placas que se encontraban en el techo se encendieron gradualmente desde la entrada hasta el fondo, iluminando todo el contenido. Había material de laboratorio por toda la habitación, un bloc de notas con extravangantes dibujos y anotaciones se encontraba junto a una taza de café, encima de una mesa de cristal pegada a la pared del fondo. Había dos ordenadores, que por su aspecto, parecían modelos muy superiores a los que se pudieran vender en el mercado cada uno con su teclado y su ratón correspendiente, a la derecha de la entrada. Las cuatro paredes que cerraban la habitación eran del mismo blanco que el suelo, con una pequeña franja amarilla a unos diez centímetros de éste.

-Puede que esté aquí -dijo James mientras abría las dos pestañas de una urna de cristal-. Mierda, no es ésto, ¡joder!, ¿dónde coño estará?.
-Quizás sea ésto -señaló Daven a la pequeña puerta de una especie de caja fuerte incrustada en la pared que tenía forma cuadrada y un tamaño para que un niño pudiera pasar por ella.
-Si, tiene que ser eso, mira, además tiene un lector de temperatura, si, estoy seguro de que está aquí.
-Dios mio, mira el código, ¿cómo la vamos a abrir?, porque ni mi tarjeta ni la tuya pueden abrir tipos 5A, ésto sólo la pueden abrir los de arriba -resoplaba Daven al ver la puerta metálica.
-Para eso tenemos esta pequeña preciosidad -contestó James mientras sacaba del bolsillo izquierdo de su bata otra tarjeta con indicaciones similares a la de Daven.
-Esa tarjeta...¿la has robado? -dijo Daven con la boca medio abierta y una cara de preocupación.
-Tranquilo, sólo la he tomado prestada, cuando cojamos eso, la devolveré y nadie se enterará, total, ¿qué más dá robar una cosa que robar dos? -respondió James encogiendose de hombros.
-Pero es que...bueno vale, todo sea por el dinero -contestó Daven duditatibo-. Mete la tarjeta y el codigo de una vez y terminemos.

James introdujo la tarjeta y el codigo en al pantalla táctil como lo hizo anteriormente, volvió a sonar un bip y el color cambió al verde. La puerta se abrió girando hacia la izquierda.

-Ves, siempre el verde, quién demonios lo habrá establecido para que así sea... -dijo James mientras se rascaba la cabeza.
-¡Mira!, ¡Aquí!, tiene que ser esto, vamos, ábrela -respondió Daven con media sonrisa.
-Cierto, debe ser esto, a ver... -respondió James mientras abría un pequeño compartimento de la caja y sacaba un maletín de color grisaceo con textura a rayas y dos pestañas en los laterales a modo de cerradura -. Si, es ésto, pone "VH-5", ¡por fin!, bien, lo tenemos, vámonos de aquí, cierra la puerta de la caja.

Daven cerró la puerta de la caja fuerte girando la puertecilla hacia la derecha y bloqueándola pulsando el botón lock y retirando la tarjeta.

-Sal de la habitación que voy a cerrarla -dijo Daven mientras él y James salían al estrecho pasillo e introducía de nuevo los códigos en la pantalla de la puerta, que volvió a cambiar su color al rojo. La puerta bajó y se cerró.
-Vamos por las escaleras de atrás, la puerta de entrada por el laboratorio C-8 todavía debería seguir bloqueada -dijo James mientras se guardaba el pequeño maletín dentro de la bata, sujeta por el lazo.

Los dos siguieron el estrecho pasillo hacia una esquina que daba a un ascensor enfrente y a una escalera a su izquierda. Siguieron bajando por las escalera cuatro plantas más hasta que llegaron a la planta baja.

-¿Te imginas que el laboratorio hubiera estado en la planta veintidós?, sería un gran problema bajarlas... -bromeó James mientras esbozaba una sonrisa.
-Dejate de bromas, yo estoy todavía temblando, no me creo que lo hayamos cogido, si nos pillan estamos...
-Pero no nos van a pillar, mañana a primera hora la tarjeta que robé estará en su sitio, y nosotros en nuestros respectivos puestos de trabajo, cuando se den cuentan de que falta la muestra no podrán saber quién abrá sido, no hemos dejado nada que nos delate -le cortó James.
-Si, eso, no sabrán que hemos sido nosotros -dijo Daven mientras se adelantaba hacia la puerta bloqueada.
-Te espero en el coche, no tardes mucho, tengo ganas de llegar ya, dejar ésto y conseguir el dinero -respondió James mientras salía del edificio y se dirijía a una valla de metal situada a unos cincuenta metros de la puerta, con una pequeña entrada forzada en la zona inferior.

Una vez que Daven terminó con la puerta caminó con la cabeza agachada hacia la valla y un momento antes de pasar por ella, miró hacia atrás, mantuvo la mirada unos segundos en aquellos edificiosy volvió la cabeza abajo. Se aproximó al coche dónde estaba James en el asiento del piloto.

-Vámos, que ésta noche cuando cobremos invito yo -rió James.
-Si, una cerveza bien fria a las dos de la mañana estaría bien para calmar los nervios -respondió Daven.

James puso el coche en marcha, salieron de entre los árboles que escondían la valla metálica y tomaron el carril dirección a la ciudad.

-¿Para qué demonios querrá esa gente ésto? -señaló James el maletín.
-No lo sé, quizás quieran probar algo, quizá se trate de una gran empresa que quiera analizarlo para sacarle partido, porque para pagarnos esa suma de dinero... -respondió Daven.
-Bueno, no me importa mientras me paguen, pienso hacer un viaje por todo lo alto. ¿Y tú que vas a hacer?.
-Lo primero será pagar la casa, querían embargarnos el coche. Depués, no lo sé, mi hija mayor se va a casar pronto, supongo que le pagaré la boda y tambien me iré de viaje con la pequeña y mi mujer, siempre hemos querido ir de crucero.
-Eso está bien, yo siempre quise formar una familia -Suspiró James-. Lo he decidido Daven, después del viaje buscaré una buena mujer.
-Eso es imposible desde la unviersidad siempre has sido el tipico cabrón que se tiraba a toda mujer viviente -bromeó Daven.
-¡Cómo me conoces!, pero esta vez es en serio, quiero formar una familia.
-En ese caso Annie y yo te ayudaremos a encontrar a tu pareja ideal -sonrió Daven.

El frio asfalto por la noche húmeda sileciaba los neumáticos del Mazda RX8, coche que James siempre había querido y que por fin se atrevió a comprar hacía ya dos semanas. Los faros iluminaban el oscuro camino recubierto por el follaje del espeso bosque que se cernía sobre la carretera.
Estaban entrando en la ciudad cuando el móvil de James sonó.

-Vale, es él, cógelo tú que yo no puedo -dijo James una vez que abrío el móvil habilidosamente con una mano, sacándolo de su bolsillo izquierdo.
-¿Si?, si, lo tenemos, no, no ha habido incidentes, ¿parque oeste?, en diez minutos, vale entendido, si,  allí estaremos -respondió Daven a la llamada.
-Para ir al parque oeste, ¿tenía que coger ésta avenida?, no, espera, era por aqui, si, ya me acuerdo -dijo James
-Por fin esta mierda se va a acabar y vamos a cobrar. Nunca en mi vida había robado nada, todavía me tiemblan un poco las manos.
-¿Nunca has robado nada?, vamos, no me lo creo, algún chicle en alguna tienda o alguna pila en el típico supermercado -preguntó incrédulo James.
-Que va, que va, siempre he tenido mucho miedo de que me pillaran, por cierto, tira por esa calle y ya llegamos. Me dijo en el segundo banco al lado del tercer árbol del parque oeste.

Doblaron una esquina encendida por las farolas de la calle, cruzaron una avenida y se encontraron de frente con el parque. La ciudad dormía y en el callejón de al lado sólo un pequeño roedor era testigo de lo que sucedía.

-Ahí están, baja, voy a aparcarlo aquí -dijo James.

Daven se bajó del automovil y se acercó a la acera mientras James introducía con breves y precisas maniobras su Mazda RX8 entre otros dos coches. Cruzaron la carretera que los separaba del punto de encuentro. Había un grupo de siete personas todas vestidas de negro, la mayoría de gran tamaño y bastante musculoso. Uno parecía el líder pues se estaba fumando un puro y otro hombre le acercó un Zippo cuando éste le hizo una señal. Era un poco más bajo pero su mirada fria y dura borraba cualquier duda sobre hacer algun chiste o alguna gracia. Lo que le extrañó a Daven fue otra persona más delgada que los demás y con gafas de culo de botella que portaba un maletín muy parecido al que ellos llevavan, parecía un científico.

-Tenemos lo que quería, ahora denos el dinero y nosotros le daremos el maletín -dijo james tragando saliva.

Daven sabía que James en sus tiempos mozos salía mucho de fiesta y se metía en lios, le gustaba beber más de la cuenta aunque eso terminara en pelea con otro debido a alguna mujer. Agradecía que su amigo fuera tan directo a la hora de hablar, era un alivio para su gran timidez. Pero ésto parecía bastante serio, seguramente portaran armas, parecían los matones de una banda de criminales. Daven quería hacer el cambio cuanto antes y volver a la seguridad de su hogar con su mujer y sus dos hijas.

-Aquí las órdenes las doy yo -dijo el hombre que estaba fumando un puro-.Dadnos el maletín y os entregaremos el dinero.

James y Daven se miraron con preocupación, pero no tenían otra alternativa y aceptaron después de un pequeño titubeo.

-Toma -dijo James mientras entregó el maletín.
-Steve comprueba que está todo correcto -dijo el jefe.

El corpulento hombre abrió el maletín con sumo cuidado a pesar de las grandes manos que tenía.

-Está todo correcto, señor.
-Bob, entrégales el dinero -sonrió el jefe mientras le daba una calada a su puro y exhalaba el humo mirándoles fijamente-. Bien, bien, la primera parte ya está hecha.

El hombre se acercó a un arbusto y saco dos maletines negros, y los puso delante de ellos. James impaciente habrió el suyo para comprobar que estaba todo. Daven adivinó la respuesta al ver la cara iluminada de su compañero.

-Bien, ya he cumplido mi parte del trato -dijo el jefe -. Chicos.

De pronto cuatro hombres se abalanzaron sobre ellos y los apresaron.

-¿¡Qué estás haciendo!?, ¡suéltanos!-gritó Daven-.¡Hemos cumplido con nuestra parte!.
-¿¡Qué coño haces!?, ¡suéltanos de una puta vez! -grito James al mismo tiempo que Daven.
-Exacto, habeis cumplido y yo también. Os he entregado el millón que os prometí a cada uno.
-¿Y entonces porque haces ésto?, ¡voy a llamar a la policía! -gritó Daven.
-¿A la policía? -rió el jefe-. Chicos, va a llamar a la policía.

Y todos los hombres se empezaron a reir con tono poco sociable.

-Lo que me habeis traído me va a resultar muy útil, ese VH-5 me va a volver de oro, ¿sabeis lo que le ocurre al sujeto al que le inyectan eso? -preguntó el jefe.
-Si... El sujeto pierde el control de su cuerpo y su mente... Lo vuelve como a su estado primario con una gran agresivdad -comentó Daven.
-Exacto, pero al poco tiempo el sujeto muere debido a que el VH-5 le destroza completamente el organismo -dijo mientras volvía a exhalar el humo de su puro-. Vereis, ¡Zack!, muéstraselo a nuestros invitados.

El hombre que llevava un maletín parecido al que ellos había entregado se acercó lo dejó en el suelo y abrió el nuevo, sacó una pequeña jeringuilla y la rellenó de un contenido de color rojizo más suave que la sangre.

-Éste es el VH-5 en su estado natural, sin modificaciones -dijo aquel hombre mientras se acercaba a James.
-¿Qué vas a hacer?, preguntó James asustado.
-Ahora lo verás -respondió el hombre de la jeringuilla mientras le inyectaba el contenido.
-¡Aaahh!, qué me está pasando, por qué...? -gritó James a los pocos segundos de la inyección-. Arg, ag -escupió al suelo James mientras se sacudía y cayó al suelo.
-¿James, estás bien? -preguntó Daven-. ¿Qué le habeis echo?, ¡le habeis condenado!, ¡malditos!.

De repente James se levantó, dos hombre se acercaron a él para sujetarlo, pero en cuanto lo cogieron, se desizo de ellos como si fueran de papel. Daven le miró a los ojos. Tenía la mirada perdida, sus ojos no eran los de antes, eran de un oscuro caoba con la pupila rojiza y escupía sangre por la boca. Cuando Daven se quiso dar cuenta, James se abalanzó contra él, le cargó y cayeron al suelo. Tenía una fuerza increíble, no había visto nada igual.

-¡Mierda, James, suéltame!, ¡soy yo!, ¡Daven! -gritaba desesperado al ver los dientes de James aproximarse peligrosamente a su garganta.
-Es inutil, no posee el control de su mente ni de su cuerpo, es una bestia primitiva -comentó el jefe mientras daba la última calada al puro y lo tiraba al suelo para apagarlo con sus zapatos de piel.

 Los dientes de James se aproximaba cada vez más a su tierna piel cuando un silbido sonó y el peso de James cayó sobre Daven, mientras un reguero de sangre recorría su brazo izquierdo. Asustado se levantó dándo un brinco y vió tendido en el suelo a James con el agujero de la bala en su cabeza.

-Es maravilloso...Pero imperfecto, no obedece, sólo sigue su instinto, pero eso puede cambiar -sonrió el jefe.
-¡Oh dios mio, ésto no está pasando! -gritó Daven desesperado.
-No te preocupes, como mucho le quedarían unos treinta minutos antes de morir por la destrucción de sus órganos principales -respondió el hombre delgado con gafas de culo de botella que había inyectado el virus en James.
-Bueno, éso es el VH-5 señores, ahora veamos el VH-5C, alterado en nuestros laboratorios para nuestro gozo y disfrute -rió el del puro y señaló a Zack.
-¿Que me vais hacer a mi?, -preguntó asustado Daven.

El hombre abrió el otro maletín que llevava consigo y saco un pequeño líquido de un aspecto verde oscuro, el cual mezcló con el que le inyectaron a James, que se tonró de un color rojo vivo.

-¿Qué quereis de mi?, está bien quedaos con vuestro dinero, ¡dejádme marchar por favor, no diré nada! -gritaba Daven desesperado con lágrimas brotándole de los ojos.

El hombre se acercaba con la jeringa en la mano mientras él estaba bien sujeto por otros dos corpulentos hombres. Notó el contacto de la fria aguja en su carne y como el conteindo de ésta se vaciaba en sus venas.

-Cog, arg, ¿qué me está pasando? -dijo Daven mientras caía de rodillas al suelo y escupía-. No... entiendo...nada...
-Y nunca lo entenderás -respondío el jefe.

martes, 30 de agosto de 2011

Avanzando en la escritura

Bueno pues voy a aprovechar el blog sobre todo para escribir una historia que desde hace tiempo tenía en mente escribir, realmente desde que empezó un amigo con un argumento parecido, pero bueno, lo importante es que podré dedicarle un tiempo (poco realmente) a lo que quiero.

La historia la iré escribiendo en diferentes entradas y ...¿resumen?, no mejor ya lo ireis descubriendo vosotros a medida que leais la historia.

Es la primera vez que me pongo a escribir "serio" asi que no os metais mucho conmigo, siempre se puede editar, también lo digo por las falta ortográficas, (que a veces se me va la cabeza).

Bueno, pues he pensado que al principio un prólogo no quedaría mal, asi que allá vamos.

Un cambio no vendría mal...

Pues a ver si empiezo a tocar ésto para cambiar el aspecto y el diseño, porque así a simple vista lo veo muy soso...

También quiero cambiar algunas cosillas de las publicaciones, veamos a ver si toco esto de aquí...

lunes, 29 de agosto de 2011

Primer paso y hacia la derecha...

Empezamos dándo tumbos, no tengo ni idea de como va ésto, creo que voy a tener que dedicarle unos cuantos minutos para familiarizarme con todo ésto que me resulta nuevo y seguro que tampoco es tan complicado.

Ésto, como dirían, es una entrada de prueba, a ver que tal sale la cosa.